Un aparente descuido en el cierre de un frasco de veneno que estaba dispuesto en la cocina de una vivienda del barrio El Bosque de Barranquilla terminó en la muerte de una niña de 3 años, quien logró abrir el envase para llevarse a la boca una dosis del polvo que su madre empleaba para matar hormigas.
Pese a que fue trasladada de inmediato hasta el centro asistencial que queda cerca a su residencia, los médicos advirtieron que el producto había sido rápidamente absorbido por su organismo, por lo que la remitieron al Camino de alta complejidad Adelita de Char, hasta donde llegó con convulsiones y lesiones neurológicas derivadas del consumo del producto.
Lo que advierte el médico toxicológico Agustín Guerrero, quien estuvo al frente de la atención del caso, es que encontraron compromisos neurológicos “serios” y que el cuerpo de la niña no respondió positivamente al tratamiento suministrado.
“Cuando llegó estaba muy comprometida. Lo que pasa es que ese tipo de tóxico se absorbe muy rápida y para los niños esos productos son de mucho riesgo”, estableció el médico.
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Por el caso, el secretario de Salud, Humberto Mendoza, indicó la importancia del cuidado dentro de la casa.
“Es importante reiterar que la cocina es un ambiente donde hay productos que pueden ser potencialmente riesgosos para los niños. A pesar de los trabajos médicos en el camino Adelita de Char y en el paso el bosque, no fue posible a dar alcance para recuperar la vida de la niña”, indicó.