Bienvenido el debate público y de frente a los barranquilleros. Cuando el pasado 27 de Julio pregunté en estos micrófonos de Vive Barranquilla, “¿dónde está la bolita, en el negocio del Megaparque Paraíso?”, lo hice con la intención de generar –como en efecto ocurrió- un debate público sobre la utilización de los bienes de la ciudad. Hoy son varias las voces que exigen claridad en ese asunto.
En esa oportunidad afirmé que en los terrenos del Batallón Paraíso, constructores particulares levantarían 6.000 viviendas para cerca de 30 mil personas. Y sostuve –además- que ello en lugar de contribuir a mejorar la calidad del ambiente, sólo congestionaría el tráfico y contaminaría mucho más el ambiente del sector. “El remedio será peor que la enfermedad”, declaré en el Editorial.
La más reciente reacción sobre el controvertido asunto ha sido de la Cámara de Comercio de Barranquilla, que mediante un comunicado público avaló la negociación realizada y sostuvo que la “construcción del futuro parque en el Batallón Paraíso atiende las necesidades de Barranquilla”.
“Hoy ese anhelo se convierte en realidad –dice la Cámara de Comercio- gracias a la permuta del terreno a un constructor privado (en este caso Constructora Bolívar) la cual pagará la suma de 215 mil millones de pesos por el terreno, le construirá un nuevo batallón al Ejército Nacional y cederá dos tercios del lote –el equivalente a 34 hectáreas- al Distrito de Barranquilla”.
Para realizar la permuta –según María José Vengoechea, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio- se contó con el consentimiento del Ministerio de Defensa y con el cambio del uso del suelo del terreno, que pasó de ser institucional para la seguridad nacional a residencial y de espacio público.
Sin embargo, de lo dicho por la Cámara de Comercio, surgen más dudas que certezas, en lo que tiene que ver con la naturaleza jurídica del negocio y sobre la afectación de los derechos generales de los habitantes de Barranquilla. Veamos:
¿Cómo explican los protagonistas del negocio, que éste sea una permuta a tres bandas que involucra a dos entidades públicas -Alcaldía de Barranquilla y Ministerio de Defensa- y a una entidad privada con ánimo de lucro, como Constructora Bolívar?
¿Quién avalúo los predios? ¿Quién calculó el precio de los terrenos permutados? ¿Dónde está el nuevo terreno del Batallón? ¿O es que se hizo una permuta en aire? ¿Por qué resultó elegida Constructora Bolívar y no otra entidad? ¿Dónde están las convocatorias públicas que se hicieron? ¿Dónde están los organismos de control que no investigan?
Y si se trata de ganancias, como sostiene la Cámara de Comercio, por qué mejor el Ejército Nacional no vendió sus predios al mejor postor, construía un nuevo batallón en otro lugar y en terrenos evidentemente mucho más baratos, y utilizaba el saldo para atender –por ejemplo- a los soldados lisiados en la guerra.
Y por último, la pregunta fundamental: ¿Por qué razón el Estado termina festinando los bienes públicos sobre la base de la supuesta inviabilidad a priori del proyecto ecológico y recreativo más importante de Barranquilla en toda su historia?
Por lo pronto –insisto- lo que hay en el negocio, socio, del Batallón Paraíso y el Megaparque son más preguntas que certezas. Y por ello repito: ¿Dónde está la bolita?
Actualizado: agosto 05, 2016 06:41 p. m.