Este 6 de julio toda Tasajera volvió a despertar envuelta en la nostalgia y la tristeza; nostalgia por los 45 hombres que hoy ya no están y la tristeza porque un año después de una tragedia poco o nada en el pueblo ha podido cambiar.
Todos son familia en esta pequeña población pesquera al pie de la carretera que une a Santa Marta y Barranquilla, por eso, el 6 de julio de 2020, hace un año exactamente, el corregimiento entero descubrió que en medio de la miseria y la pandemia, el panorama puede ser aún más estremecedor como quedó comprobado con el incendio de un camión cisterna que los consumió.
Esa mañana, decenas de personas, como Mauricio Martínez, no vieron un vehículo accidentado, sino una oportunidad de negocio.
El joven de 26 años salió con pimpina al hombro a coger algo de combustible para venderlo y obtener los pesos que no había podido ganar desde que la pandemia lo dejó sin empleo. Él solo pensaba en darle de comer a su madre que estaba enferma.
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"Un primo mío me vino a buscar, me dijo que se había volteado un carro y es tanta la necesidad que uno tiene aquí en este pueblo que uno cede a estas cosas. Cuando uno tiene a una persona ahí en cama, hace lo que sea por ella", narró.
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No hubo explosión, pero sí una bola de fuego que en segundos calcinó a siete personas y que en las semanas siguientes acabó con la vida de otros 38 habitantes de este corregimiento de Puebloviejo, en el Magdalena. Solo 29 lograron correr y salvar su vida, entre ellos Mauricio.
"Todos estábamos desesperados, corríamos a apagarnos, pero los carros no nos querían parar. Entonces, yo cogí mi moto así con mis manos quemadas, todo mi cuerpo quemado, y llegué hasta el hospitalito de Puebloviejo, de ahí me trasladaron a Ciénaga y luego a Bogotá", recordó.
Tres meses hospitalizado estuvo este joven tras sufrir graves quemaduras en el 75% de su cuerpo. Con las cicatrices visibles dijo que es todo un milagro de vida.
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"Los médicos me dijeron que estuve 10 minutos muerto, que era un milagro de Dios y todos estaban muy asombrados porque creían que yo era un caso perdido", expresó aún conmovido y con la mirada puesta en las huellas que le dejó la candela.
10 familiares fallecidos
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Óscar Franco es otro joven de 25 años que sobrevivió a la tragedia de Tasajera. Recuerda como si fuese ayer cuando salió con varios primos y sobrinos a extraer del camión 10 pimpinas de combustible con las que esperaban ganarse unos 400.000 pesos.
"Llenamos las pimpinas y cuando estábamos de espaldas, que ya nos íbamos, nos cogió de sorpresa la candela. Al final no cogimos nada, todo se prendió", expresó Franco quien indicó que el episodio le arrebató a 10 familiares en un abrir y cerrar de ojos.
Hoy aún padece necesidades, pero entiende que por dinero no vale la pena arriesgarse.
"Qué va, ya eso no se vuelve a hacer, quedó en el olvido", insistió.
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Y es que en ese entonces la tragedia puso los reflectores sobre la miseria de Tasajera. Promesas fueron y vinieron, pero nunca se cumplieron.
Este martes, en medio ceremonias litúrgicas que se realizaron en la cancha sintética y en el mismo lugar del siniestro, las familias no solo recordaron a sus muertos, sino que lanzaron gritos de auxilio por quienes intentan sobrevivir en este rincón de Puebloviejo.
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María Márquez, esposa de Gilberto Fernandez Mejía, uno de los fallecidos, pidió que no la dejen en el olvido, pues sigue luchando por sacar adelante a sus cuatro hijos.
"Ellos no eran ladrones, ellos eran simplemente trabajadores que en una necesidad hicieron lo que hicieron, porque la necesidad apremia”, precisó.
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#Video Con canciones que les gustaba a las víctimas, familias de los 45 hombres fallecidos en la tragedia de Tasajera recuerdan un año de este fatídico hecho. Justo en el lugar donde se volcó y se incineró un camión cisterna reposan los rostros de los fallecidos. #VocesySonidos pic.twitter.com/gsKfe2n95a
— Blu Caribe (@BLUCaribe) July 6, 2021
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“Hoy necesitamos más, que nuestro municipio crezca, que nos den fuentes de empleo, tanto para las madres que quedaron solas, como para esos hijos que necesitan", manifestó entre lágrimas.
En Tasajera, donde el agua llega solo dos veces a la semana y la luz se va cuantas veces quiera, sus habitantes continúan luchando contra la pobreza y aun siendo testigos directos de estos accidentes, que nunca cesan, inclusive, por el mal estado de la vía a la que poco a poco se traga la erosión costera.
Por eso desde el kilómetro 48, donde ocurrió la tragedia, un mural con los rostros de los fallecidos también busca recordarles a los gobiernos de turno de que ahí, en medio de la nada, queda Tasajera.
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Escuche la crónica completa aquí:
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