Los familiares de Pedro Antonio González Muñóz, de 78 años, y de Daniel Palomino Andrade, de 65 años, aún cuentan con voz entrecortada como fueron esos momentos de pánico que vivieron tras la masacre registrada en el barrio El Santuario.
Ellos aseguran que, tanto González como Palomino, se encontraban “en el lugar equivocado”, pues no tenían ninguna relación con los implicados en el ataque que se registró la noche del pasado domingo cuando veían un partido del Junior de Barranquilla en una tienda y estadero del sector.
Es el caso de Mónica Utria, esposa de Palomino Andrade, quien contó que horas antes le advirtió al hombre de 65 años que mejor se viera el partido en la casa, pues tenía un mal presentimiento, sin embargo, este hizo caso omiso y se fue hasta el estadero Abastos.
"Una muchacha llega y me dice, él esta bien, la bala solo lo rozó. Sería el mismo Dios", expresó Utria a Blu radio.
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Palomino resultó herido en uno de sus hombros, cuyo impacto no logró ser tan grave, pues alcanzó a rozarlo, lo que lo llevó a requerir una urgencia en una clínica.
Otro de los testimonios compartidos fue el del señor Silfrido Rivera, sobrino de González Muñóz, quien señaló que hasta lo que ha podido contar el adulto mayor de 75 años es que, al recibir un balazo sobre su costilla derecha, su mecanismo de defensa fue tirarse al suelo.
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"Los vecinos cuando escucharon la anomalía que hubo nos avisaron que el tío de nosotros había caído en el tiroteo. Hablé con el y me dijo que se encuentra bien, que estaba esperando un drenaje que le iban a hacer, que lo iban a meter a cirugía", afirmó Rivera.
Los heridos se encuentran remitidos en el Hospital General de Barranquilla y Paso El Pueblito, muchos de ellos cerca de recibir el alta médica, pues las lesiones no fueron de consideración pese a la ráfaga presentada.
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