La intolerancia y los enfrentamientos entre grupos armados mantienen en jaque a la urbanizaciónLas Gardenias , un laboratorio social en el sur de Barranquilla donde conviven en casas gratuitas desmovilizados de la guerrilla y de los paramilitares, desplazados, damnificados del invierno y migrantes venezolanos.
Unas 2.000 familias ya han abandonado sus apartamentos por temor a las disputas internas entre pandillas y bandas criminales. También huyeron cansadas de los actos de intolerancia como el ocurrido el reciente fin de semana, cuando el joven Rubén Manotas Benítez, de 23 años, fue asesinado con arma blanca en medio de una riña.
"Fue una riña que se presentó dentro de un apartamento. Por pura intolerancia agredieron a esta persona, quien dos días después perdió la vida por el fuerte golpe que recibió en la cabeza", reportó el coronel Jhon Sepúlveda, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Barranquilla.
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Para acompañar a la comunidad, con la Policía Nacional se estableció un centro de quejas en Las Gardenias, donde es atendida la población víctima de amenazas y violencia. Sin embargo, el coronel Sepúlveda aseguró que se necesita aún más la colaboración de los residentes.
"Estamos haciendo el acompañamiento, pero si la misma comunidad no se mete en el cuento de hacer parte de la seguridad, es muy complejo. Vamos a estar presentes, a los administradores (de los conjuntos) no los vamos a dejar solos, fortalecimos el frente de seguridad, pero también tienen que poner de su parte algunos actores de la comunidad", manifestó el oficial.