Más de ocho días han transcurrido desde el torrencial aguacero que cayó en el Atlántico y desbordó el arroyo Rico, en zona rural del municipio de Sabanalarga, donde aún la comunidad sufre los estragos.
La fuerte corriente sobrepasó los muros de contención y arrasó con los pupitres, tableros y demás útiles del megacolegio de Aguada de Pablo, dejando aulas y pasillos bajo lodo y piedras que aún no han podido ser removidos.
Dada la situación, los profesores debieron citar a los estudiantes hasta en establecimientos de comercio y en sus casas para poder entregarles los talleres con los que los niños deberán seguir su proceso académico de manera remota.
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"Es muy preocupante lo que se está viviendo con los estudiantes del corregimiento de Aguada de Pablo , porque el colegio quedó bastante destrozado y acá los profesores se han tenido que llevar a los niños para sus casas y darles clases en las terrazas", contó Emerson Ruiz, acudiente de una estudiante de octavo grado.
Se espera que la Secretaría de Educación del Atlántico haga presencia en la institución para buscar soluciones que permitan a los estudiantes regresar cuanto antes a los salones de clases.
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