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"Estamos temerosos, en incertidumbre": vecinos de zona de incendio en Barranquilla

El incendio fue controlado en uno de los tanques, pero el regalo de aguinaldo que esperan los barranquilleros este jueves es que el fuego se liquide por completo, que el humo desaparezca y que la normalidad regrese.

Con un ojo abierto y asustados pasaron la noche los habitantes del norte de Barranquilla debido al fuerte incendio que azota en inmediaciones de la vía 40. La incertidumbre todavía se siente en el sector industrial y en las comunidades aledañas al puerto Compas, donde ya pasan más de 24 horas desde que se desataron las llamas. Inicialmente, la conflagración se dio en dos enormes tanques de combustible, pero uno de ellos ya está prácticamente apagado; sin embargo, hay gran tensión por el otro incendio que se mantiene vivo.

En la mañana, dicen los vecinos, no se siente el olor a humo en Las Flores, porque la brisa se lo lleva en sentido contrario al barrio, pero por las noches es insoportable la situación.

Este jueves, al amanecer, persistieron los inconvenientes en materia de movilidad, teniendo en cuenta todas las restricciones y cierres viales que se han ordenado; sin embargo, todo hace parte de las medidas de seguridad que se han tomado para preservar la vida.

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Algunos habitantes también tuvieron que volver, como en antaño, a cocinar en leña o con carbón, porque el servicio de gas debió ser suspendido.

Si bien se destaca que el incendioya fue controlado en uno de los tanques , el aguinaldo que este jueves los barranquilleros piden de Navidad es que el fuego se liquide por completo, que el humo desaparezca y que la normalidad esté de vuelta.

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"Hemos logrado que uno de los dos tanques se pueda contener. Es decir, ya no está en conflagración. Al tanque que nos queda, estamos intentando llegarle con una descarga de espuma al centro para que se pueda reducir la temperatura y de esa manera ahogar de oxígeno ese combustible que todavía queda ahí y que es considerable", indicó el alcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo.

De manera continua y sin descanso, en el lugar de la emergencia trabajan nueve máquinas de bomberos y unos 60 socorristas, de la mano de un grupo de la Armada que con cinco remolcadores que no cesan de lanzar agua desde el río a los tanques contiguos al que está bajo llamas para evitar otra explosión, pues hay dos cilindros llenos de otros 70.000 galones de gasolina, cada uno, en riesgo.

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