Con la llegada del cuarto brote de los no vacunados, como se ha denominado en Barranquilla el aumento de contagios de COVID-19 para este mes de noviembre, surgió el cuestionamiento sobre por qué se está adelantando un desmonte de camas y salas UCI en clínicas y hospitales del departamento.
Según expone David Peláez, gerente del hospital de Baranoa, se está desprotegiendo el sistema para responder ante un eventual repunte de contagios.
“Hay una falsa percepción de que todo ya pasó, pero los números dicen otra cosa. Creería que si vamos en ascenso hay que revisar la capacidad instalada, porque hay clínicas que no quieren saber nada de COVID-19”, señaló el también exsecretario de Salud.
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Con relación a lo anterior, desde la Secretaría de Salud Distrital informaron que hay una disponibilidad general del 37% de la capacidad instalada y una ocupación del 63%, de los cuales un mínimo porcentaje corresponde a pacientes hospitalizados o en UCI a causa del virus.
Actualmente hay 731 camas UCI instaladas, de las que 59 están ocupadas por pacientes contagiados con el nuevo coronavirus, pero no hay una especificación de cuántas de las 672 restantes están equipadas para atender a pacientes afectados con esta enfermedad.