En entierro debasuras en las playas y el arrojo de desechos al mar ya están generando impactos visibles en las aguas que bañan a la región Caribe , pues los materiales contaminantes como plástico, vidrio y papel, se están adhiriendo a los sedimentos que, luego, cuando se vuelven rocas, terminan incrustados en estos elementos.
No son rocas mutantes, pero sí son una adaptación del medio ambiente que estaría reemplazando varios nutrientes naturales con los desechos de los plásticos, siendo que estas ahora emplean algunos químicos, como una especie de cemento, durante el proceso de formación de la roca, para encapsularlos en un proceso que puede tardar entre 20 y 50 años.
Esta situación, lejos de verse como un proceso natural, es asumido para investigadores como Nelson Rangel, quien es docente de la Universidad del Atlántico y coordinador del grupo de estudios en Geología, Geofísica y Procesos marinos costeros, como una campana de alerta por parte del medio ambiente para decirnos que estamos consumiendo más plástico del que el planeta puede soportar.
"Esto es una última alerta que nos está enviando la naturaleza para decirnos que el plástico que arrojamos sobrepasó la capacidad de almacenamiento que tiene el planeta. Este plástico ha comenzado a fundirse y ha entrado a reemplazar otros materiales como la sílice y el carbonato de calcio que son los que cementan una roca sedimentaria de arena y la convierten en una nueva roca", explicó el también doctor en Ciencias del Mar.
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Asegura que en la zona de las playas de Galerazamba encontraron altas afectaciones por el depósito de plástico, donde la comunidad, por ausencia de un correcto sistema de disposición de desechos, enterró por décadas su basura en esa zona. Esto llevó a que el plástico se compactara y derivara también en la formación de rocas.
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A esto se agrega el que el río Magdalena arroja hasta 2100 toneladas de micro plásticos al mar, lo que está derivando en otros problemas para las especies marinas.
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