El jardín infantil Monachos, ubicado en el suroccidente deBogotá , se quedó con todo listo para iniciar las clases en alternancia este año porque el segundo brote de la pandemia echó al traste los planes. Así que adoptó una nueva estrategia: maestras domiciliarias.
La idea es que la maestra visite a los niños tres días a la semana. Obviamente siguiendo todos los protocolos de bioseguridad con su uniforme antifluidos, su máscara, su tapabocas
La visita dura cincuenta minutos y la idea surgió luego de escuchar las quejas de los padres y madres sobre sus dificultades para mantener la atención de niños de cuatro años en una pantalla o para ayudarlos a conectarse a las clases virtuales mientras trabajan en casa. Hasta el momento ha sido un éxito entre las familias que decidieron pagar el jardín este año.
Detrás de la idea no solo está el deseo de enseñar, sino también el de sobrevivir a la aguda crisis económica que afronta la educación infantil privada.
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"Muchas instituciones educativas han tenido que cerrar sus puertas y para nosotros poder sobrevivir y mantenernos al día tenemos que pensar en una manera diferente de sacar la educación del aula", agregó.
Desde la semana anterior, un grupo de padres, madres y dueños de jardines infantiles se unieron en una iniciativa llamada 'La revolución de los columpios', que pide a las autoridades el regreso presencial de jardines y guarderías.
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Argumentan que, además de los problemas económicos, el que no haya una fecha cierta de regreso prolonga de manera indefinida el encierro de los niños y los efectos negativos sobre su desarrollo.