El bondadoso franciscano, que libró una lucha quijotesca por el respeto y el bienestar de las personas desamparadas en Bogotá, no dejó de llevar a cabo su labor a pesar de la pandemia. No solo llevaba alimento y vestuario a quienes lo más necesitaba, sino que además se convirtió en el bastión espiritual de muchas personas obligadas a vivir en las frías calles de la capital colombiana.Los Informantes revivieron una de sus últimas entrevistas.
Actualizado: abril 05, 2021 05:21 a. m.