Más de cinco horas de intensas lluvias que provocaron el crecimiento de la quebrada La Taruca y el río Sangoyaco, que hace 44 días provocaron la tragedia que dejó 332 muertos y 71 desaparecidos, mantuvieron en zozobra a los pobladores de Mocoa, especialmente los ubicados cerca a los cauces de estas dos afluentes, que se crecieron y desbordaron sus aguas en dos puntos del barrio El Progreso.
“No se puede dormir, el río se salió acá abajo otra vez, entonces estamos esperando que de pronto puede pasar algo más grave para evacuar”, señaló Yolanda Narváez, habitante del sector afectado por la salida de las aguas del río Sangoyaco.
Alberto Aranda Morillo, otro de los afectados, señaló que “la fuerza del caudal se llevó parte de los jarillones, inundó parte del barrio El Progreso, tenemos hacia el lado derecho gente en medio de los dos cauces”. En el lugar tres personas, entre estas dos abuelos, fueron rescatados por personal de la Cruz Roja.
Otra situación delicada se presentó con el río Pepino, a la altura del puente metálico sobre la vía que de Mocoa conduce a Pasto, donde el río sobrepasó su nivel normal y arrasó con una vivienda de madera, cuyos habitantes fueron rescatados a tiempo por personal de socorrismo.
En el barrio 17 de Julio varios de sus habitantes hicieron vigilia del rio Mulato, mientras sus crecidas aguas recuperaron sus niveles normales, situación que les provocó pánico.
El alcalde de Mocoa, José Antonio Castro, quien permaneció durante toda la noche comandando unidades de la Policía, Defensa Civil, Cruz Roja y nueve vigías que iniciaron trabajos de monitoreo con un sistema de radios, precisó que el aguacero registrado es una prueba de fuego que permitió tomar decisiones con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, que ya evalúa la construcción de un muro de contención en el barrio El Progreso.
Allí, los jarillones que realizó maquinaria amarilla durante los días posteriores a la tragedia se los llevó la creciente del río Sangoyaco, que es alimentado por las aguas de la quebrada La Taruca.
Esta es la tercera noche después del desastre del pasado 31 de marzo en que los mocoanos no pueden conciliar el sueño. Muchos salen a las calles por miedo a una nueva avalancha. Por eso han pedido al Gobierno evaluar la posibilidad de retornar a su antiguo cauce la quebrada, que según estudios de hidrólogos y expertos, tributaba sus aguas hace 55 años a la quebrada San Antonio, pero por una avalancha en 1962 tomó el curso hacia Mocoa.
Actualizado: mayo 14, 2017 08:33 a. m.