Uno de estos jóvenes universitarios, de acuerdo con la Fiscalía, se aprendió la fórmula para cocinar el tusi, que es una especie de cocaína de color rosado y más fuerte, en videos por Internet y posteriormente la compartió con otras personas para comercializar la droga en sitios de rumba de la capital del país. Según José Manuel Martínez, director seccional de fiscalías de Bogotá, estas personas tenían un modelo de negocio “replica”, por lo que podían hacer la droga desde las cocinas de sus casas con sartenes y microondas. Por esto, a la Fiscalía le tocó infiltrar agentes para así lograr desarticular esta banda de estudiantes de varias universidades importantes de la ciudad.
“Al replicarla, efectivamente, otras personas se aprendían la fórmula y podían hacerla desde sus cocinas, desde cualquier casa. Logramos neutralizar un modelo delictivo negocial, un negocio que da unas rentas criminales de $3’000.000 diarios”, afirmó Martínez.
Los investigadores lograron determinar que las sustancias eran almacenadas, dosificadas y fabricadas, principalmente, en viviendas de los barrios Mandalay, Castilla, Santa Catalina, Pio XII, Valladolid, Tintal y Banderas, en la localidad de Kennedy.
Esta banda fue creciendo a medida de que los jóvenes aprendían a hacer la droga desde sus casas y así, posteriormente, comercializarla en zonas de rumba de Bogotá como Galerías, Chapinero y la zona T y en amanecederos.
Publicidad
Escuche el podcast El Camerino: