Cuando termina la noche de navidad, una familia de Medellín emprende la tarea de regar la voz y unir fuerzas para recolectar hasta 800 regalos que luego, uno a uno, entregan a niños en condiciones vulnerables del oriente de Medellín.
Esta tarea la han hecho sin falta durante 24 años. Desde antes de cada 24 de diciembre, los esposos Sergio Salazar e Isabel Cristina Gómez, contactan a amigos, familia y conocidos para recolectar dinero, ropa y juguetes con el fin de alegrar con un regalo a 800 niños del barrio 13 de Noviembre, ubicado en la periferia oriental de Medellín, una labor que han decido hacer con sinceridad y amo.
Así se nota desde que comienzan a subir la ladera, tocando puerta a puerta, para avisar que llegaron los regalos.
Sergio Salazar, fundador de la obra social conocida hoy como Regalo de Navidad, recordó que en un principio recolectaban juguetes usados para regalar a niños en el Centro de Medellín, hasta que decidieron trasladarse a las comunas.
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“Subimos alrededor de 800 juguetes, se entrega uno por niño, paquete de galletas y un Bonice. Actualmente estamos rifando entre tres o cuatro bicicletas, que hemos comprado con el dinero y una persona que tiene un lugar donde manufacturan bicicletas, nos obsequia una”, detalló Salazar.
Para Isabel Cristina, la alegría de los niños es la mejor muestra de agradecimiento.
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“Es una experiencia maravillosa, nos hincha el corazón, nos reciben con una maravillosa sonrisa, nos conocen, nos esperan. Y gracias a Dios en todo este tiempo, incluso en la pandemia que fue tan difícil para todos, no les fallamos”, expresó Gómez.
Pero además de los regalos, han encontrado colegas que se suman donando mercados.
“El año pasado subimos alrededor de 40 mercados, que entregamos de manera personalizada. Es algo hermoso y enriquecedor poder ver cómo uno puede quitarle el hambre a algunas personas”, contó Salazar.
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Y entre las historias que más lo han impactado, es ver que lo recuerdan los jóvenes que, cuando eran niños, también recibieron de sus regalos, aunque hoy no estén en el mejor camino.
“En alguna ocasión, cuando llegué a la parte superior, alguien me dice ‘mono, llegaste con los regalos’, tamaña sorpresa que me da cuando veo que esas personas que estaban armadas, yo les entregué juguetes cuando eran pequeños. No nos hicieron nada, e incluso nos trajeron sus niños y nos decían que siempre habíamos llevado alegría”, dijo.
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Y como la labor sigue, Sergio aseguró que siempre serán bienvenidas las ayudas, ya sea con regalos o ropa, o con tiempo, pues también esperan voluntarios para trasladar los elementos hasta el barrio, como lo hizo un amigo que desde hace siete años les presta un carro.
Todo, como dice esta pareja de esposos, será recompensando con la sonrisa y agradecimiento de un niño.
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