Entre los cientos de personas que llegaron a las afueras del Museo de Antioquia para rendirle un homenaje al maestro Fernando Botero, conocimos a Orlando Restrepo, un hombre de estatura mediana, con gorra y camiseta azul y que ya perfila más de los 70, y quien fue el conductor de Botero cuando visitaba por motivos de trabajo o amistad Nueva York.
En 1967 y siendo aún muy joven, por invitación de su hermana mayor que había partido primero a don Orlando Restrepo lo convencieron de radicarse en Estados Unidos donde por aquel entonces había promesas de un mejor futuro.
Luego de trabajar varios años como conductor de limosinas para muchas familias prestantes de Nueva York, en 1998 Orlando se cruzó con el maestro Botero. Por motivos de salud un amigo suyo había renunciado a manejar el Rolls Royce Phantom modelo 67 en el que se movilizaba el pintor cada vez que iba a esa ciudad por motivos de trabajo o amistad y llegó precisamente por una recomendación.
"¿Para qué colombiano no sería motivo de alegría haber sido o ser el chofer de cualquier famoso, en especial de Fernando Botero?. Era un orgullo, es una alegría. Cuando lo conocí quede más encantado de su señorío, un gran señor" expresó.
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Desde ese año y por los 19 siguientes Orlando transportó a Fernando Botero cada vez que llegaba a reunirse con amigos o con clientes que le hacían pedidos para que él fuera a cumplirlos durante 8 o 10 meses de arduo trabajo creativo.
Durante ese tiempo, Orlando recuerda que fue tratado por Botero ante todo como un amigo. Destaca su gran sensibilidad y generosidad en el trato, algo que nunca dejó, según él,
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cuando incluso tuvo que prescindir de sus servicios pues consideró no regresar más a Nueva York ante las complicaciones de salud de su esposa, Sophia Vari.
"La última vez que hablamos fue en el aeropuerto, cuando me dijo: con tristeza en el alma y con gozo de haberte conocido, no voy a volver. Sophia y yo hemos tomado la decisión de no volver a Nueva York".
Ese último contacto físico, Orlando comenta que nunca lo va olvidar, así como será inolvidable la última oportunidad en la que se comunicaron hace pocos días a través de Whatsapp.
Orlando le compartió a Botero uno de los dibujos que hacen parte de las 10 libretas que se dedicó a llenar desde la pandemia por el coronavirus con algunas réplicas de pinturas famosas y otras caricaturas que el maestro le reprochó por nunca haberlas intentado cuando fueron más cercanos.
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"Él me dijo: Orlando, te demoraste mucho porque lo hubieras podido hacer cuando estaba", señaló.
Así como en el caso de Orlando, el legado y las enseñanzas del maestro Botero vivirán eternamente, un artista del mundo y para el mundo que nunca dejó de estar ligado en muchos sentidos con la tierra paisa que lo vio nacer y que lamenta profundamente su partida.