Luego de varios cambios y retrasos en las fechas, Martha Sepulveda recibió este sábado la eutanasia en la IPS Incodol, Instituto Colombiano del Dolor, de Medellín, un procedimiento que estaba buscando tras sufrir deterioro en su salud y calidad de vida por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que padece.
La eutanasia de Martha, programada inicialmente para el 10 de octubre, sería la primera en el país en aplicarse en una persona que tenía una enfermedad no terminal. Sin embargo, tras conocerse su caso se presentaron varias trabas y tutelas que aplazaron la fecha por más de 3 meses.
Fue el pasado 3 de octubre cuando el periodista Juan David Laverde, en Noticias Caracol, compartió la historia a la opinión pública.
“Soy de buenas, tengo buena suerte. Y, como le digo, estoy más tranquila desde que me autorizaron el procedimiento: me río más, duermo más tranquila. Sí, la disfruto (la cerveza), claro. Es que con este calor cómo no me va a saber bueno una cerveza, cierto (...) Pues que les cuente por qué, cierto, y la respuesta es la misma: porque estoy sufriendo, porque creo en un Dios que no quiere verme así. De hecho, para mí esto lo está permitiendo Dios, así lo veo yo, si me quiere no quiere verme en esta condición”, dijo Martha en ese momento.
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En los días siguientes comenzaron a publicarse varias reacciones y una de las primeras fue la de Iglesia Católica la que le pidió a Martha desistir de su decisión según lo expresó monseñor Francisco Ceballos, obispo de la Diócesis de Riohacha y presidente del Departamento de Promoción y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal de Colombia.
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“De acuerdo con nuestras profundas convicciones cristianas, la muerte no puede ser la respuesta terapéutica al dolor y al sufrimiento en ningún caso. La muerte propiciada mediante el suicidio o la eutanasia no resulta compatible con nuestra interpretación de la dignidad de la vida humana”, argumentó la iglesia.
Luego, el 9 de octubre, Incodol, canceló el procedimiento tras analizar por segunda vez el caso y emitiendo una conclusión diferente.
“No se cumple con el criterio de terminalidad, como se había considerado en el primer comité”.
Y allí comenzó todo un proceso jurídico que incluyó tutelas y respuestas de jueces hasta que Incodol la contactó nuevamente para decirle a Martha que efectivamente sí se haría el procedimiento.