El obispo de Apartadó, monseñor Hugo Alberto Torres Marín, denunció que los grupos armados ilegales que hacen presencia en el Urabá antioqueño y chocoano están impidiendo el paso de las instituciones, las parroquias y la propia diócesis.
Por las presiones que ejercen sobre los habitantes y el control territorial que tienen, los delincuentes estarían intimidando a la propia iglesia durante las misiones con las comunidades.
“Es ridículo” tener que negociar la movilización para poder cumplir con las misiones encomendadas desde Roma con las comunidades más afectadas y las cuales, dice, perdieron la autonomía en los territorios por las economías ilegales alrededor de los cultivos ilícitos.
“Cuando salimos a las cuencas de los ríos y a los pueblos confirmamos que la gente está coartada por toda la ilegalidad, tiene que pedir permiso para moverse aunque sea a su propio terruño. Impiden el paso a las instituciones, incluso de la misma Diócesis. Eso de tener que estar negociando la entrada me parece muy ridículo”, dijo el obispo de Apartadó en BLU Radio.
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El líder religioso lamentó la situación de inseguridad en los municipios de su jurisdicción, donde los ilegales podrían poner en riesgo los trabajos de evangelización: Mutatá, Chigorodó, Carepa, Apartadó, Turbo, Necoclí y Arboletes, en Antioquia; y Carmen del Darién, Riosucio, Unguía, y Acandí, en Chocó.