Una misión humanitaria de la Iglesia Católica denuncia que cuatro municipios de Antioquia y otros más de Chocó viven una crisis humanitaria por los hostigamientos de los grupos armados ilegales a causa de la falta de presencia estatal.
En un eterno flagelo permanecen los campesinos, afrodescendientes e indígenas en los municipios de Frontino, Dabeiba, Vigía del Fuerte y Murindó, en Antioquia, y en Istmina, Tadó, Bajo Baudó y Quibdó en Chocó, donde la violencia se ha ensañado con ellos.
En estas zonas, 50 integrantes de una Misión Humanitaria de la Iglesia Católica hicieron un recorrido y corroboraron el temor de las comunidades por los campos minados y hostigamientos del Clan del Golfo y el ELN, pues hace falta más presencia del Estado.
El obispo de la Diócesis de Quibdó, Juan Carlos Barreto, sostuvo que "esto hace que la vida de las personas sea cada día más difícil y los hace más vulnerables a la acción de los grupos armados que hacen presencia en el territorio; y en medio de esa disputa territorial, terminan instalando minas antipersonal, reclutando menores, desplazando, confinando y amenazando a líderes y sus comunidades".
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El obispo no solo pide más acción del Estado en estos territorios de Antioquia y Chocó sino que hace también una solicitud humanitaria.
A los actores armados que lo están haciendo a que quiten esas minas que han instalado y a que no instalen más; y a que respeten los mínimos del Derecho Internacional Humanitario
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Cabe recordar que este año, miles de campesinos e indígenas no solo han estado confinados sino que han tenido que desplazarse de sus territorios por temor.