En el séptimo día de la Feria de las Flores la economía paisa se mueve a ritmo de miles de tallos y colores, en la placita de flores los campesinos de Santa Elena venden y compran estas especies inundando la ciudad de tradición y cultura.
Este mágico y emblemático lugar que huele a campo y tradición no solo es un pulmón natural durante todo el año, sino que es el epicentro comercial de esa paleta de colores que se cultiva en las frondosas y distantes montañas antioqueñas.
“Es muy lindo, las flores son lo mejor, a la gente paisa le fascinan las flores, les encanta y compran muchas flores”, aseguró Andrea Sánchez, compradora de flores.
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“Se aumentan las ventas, viene mucha más gente a comprar, gente que disfruta la feria, no sé en el tema de los precios aumenta un poquito, gracias a Dios consigue uno la papita con esto”, dijo por su parte, Julián Valencia, vendedor de flores.
Una sonrisa que contagia, que irradia esa amabilidad que tanto caracteriza a la gente de esta región, que hoy más que nunca abren su corazón para recibir con los brazos abiertos a quienes nos visitan por estos días.
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“Es un país resiliente, es un país que siempre sale adelante que con sus flores, su campo, sus campesinos demuestra la verraquera y la pujanza de un territorio que realmente es muy especial e importante porque estamos ubicados en el corazón del mundo”, aseveró Federico Alzate, presidente corporación silleteros de Santa Elena.
Un orgullo que es acompañado por la orquesta internacional de la Policía, que apunta de melodía buscan estar más cerca de la comunidad y hacer de la feria una fiesta segura y en paz.
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