Los coletazos del huracán Julia obligaron a suspender la navegación de embarcaciones el fin de semana en el Golfo de Urabá y se profundizó la crisis migratoria en Necoclí.
Ese fue el efecto en esa localidad del Urabá antioqueño donde se vive nuevamente una situación humanitaria por cuenta de la masiva llegada de 2.600 migrantes diarios en busca de viajar a la frontera con Panamá y seguir tras el sueño americano.
Como ocurrió en meses atrás, nuevamente hay represamiento en hoteles y playas de más de 10.000 extranjeros, en su mayoría venezolanos, pero también ecuatorianos, cubanos, africanos y colombianos, que esperan un tiquete de lancha para ir al Tapón del Darién. Sin embargo, los pasajes fueron reducidos porque el fin de semana se suspendió la navegación de embarcaciones por los efectos del huracán Julia.
"Con el huracán Julia se suspendieron las embarcaciones en el Golfo. Yo dije, tres o cuatro días que se represe eso y se nos vuelve una cosa como la vez pasada insostenible", afirmó José Augusto Rendón, defensor del Pueblo de Urabá.
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Solo están saliendo hasta 3.500 migrantes al día por dos rutas marítimas distintas, pero el peligroso desemboca en el mismo lugar: la selva del Tapón del Darién.
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"Dicen que es peligroso, sin embargo, pues uno quiere correr el riesgo ya que se nos han cerrado las puertas en otros países", manifestó una venezolana en Necoclí.
Pero en Medellín también se vive la crisis pues cerca de 2.000 migrantes al día llegan a la terminal de transporte. El represamiento se da porque también deben esperar que salgan cupos en los buses hacia Necoclí.
"Vamos a Urabá, pero estamos preguntando el pasaje porque está agotado. Tenemos que dormir hoy aquí con el favor de Dios para tratar de salir mañana", agregó otro migrantes en la terminal del norte.
Las autoridades en Antioquia ya están preocupadas porque el represamiento está cerca de la mitad de la cantidad de migrantes que se vivió en la peor crisis humanitaria en Necoclí cuando llegaron a hacinarse más de 22.000 extranjeros.
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