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Cercanos y allegados del sacerdote asesinado en Medellín revelan posibles causas de su muerte

El sacerdote murió en un bar de Medellín, cuando, según un amigo, se encontraba viendo el partido de Colombia y Paraguay del Sudamericano.

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Sacerdote Javier Eduardo González //
Suministrada a BLU Radio

Luto en Medellín después de conocerse la muerte del sacerdote Javier Eduardo González, de 39 años, en un bar de la ciudad. Según los amigos y allegados, se trataría de un asesinato por intentar robar sus pertenecías, pues, aseguran, era un hombre carismático y buena persona que solo era un aficionado por el fútbol.

“Lo que se ha comentado es que fue una sobredosis de escopolamina. Él fue a ver el partido de Colombia vs. Paraguay del Sudamericano y, que, de un momento a otro, una persona extraña estaba con él, la persona sale y él queda solo. En ese momento, cuando el dueño del establecimiento ve que estaba en la mesa, lo sacan y llaman a la Policía y ven que no tiene signos vitales”, manifestó Daniel Muñoz Sierra, sacerdote, en diálogo con Noticias Caracol.

A su vez, la investigación del CTI de la Fiscalía en Medellín avanzar para esclarecer los hechos de esta muerte, pues, según el coronel José Miranda, subcomandante de la Policía de la ciudad, sí hay hurto de pertenencias al momento de llegar al lugar, pero hasta no tener certeza sobre lo sucedido no se puede hablar de las causas de su muerte.

La comunidad del barrio Belén, de Medellín, lamentó profundamente el fallecimiento del sacerdote, pues era considerado un “amigo de la comunidad”; su colega Muñoz Sierra manifestó que gracias a él también se dedicó a ser padre de esta zona de la capital de Antioquia: “Él siempre nos apoyó, siempre nos animaba. En las eucaristías siempre nos inculcó ese sentido misionero”, dijo.

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Este lunes, 6 de enero, se llevó a cabo la eucaristía que le dio el último adiós a Javier Eduardo González en el barrio Belén, pues, además de trabajar como formador del Seminario Misionero San José, colaboraba con la parroquia de esta zona de Medellín.

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