El millonario acuerdo entre Musk, actual dueño de Tesla y cuya fortuna supera los 257.300 millones de dólares, y los accionistas de la red social, generaron reacciones a nivel mundial. La privatización de Twitter Inc. generó incertidumbre entre miles de usuarios en torno al futuro de la libertad de expresión en línea. Desde Blu 4.0 conversamos con José Caparroso, co editor de Forbes para Latinoamérica y Mauricio Jaramillo, director de Impacto TIC, sobre este debate.
De acuerdo con ambos expertos, el prestigio, la importancia social y política de la plataforma, son algunas de las razones que pueden estar detrás de la nueva adquisición de Musk.
“Él se dio cuenta que Twitter es la red social más amplificada, es decir, que a través de esa red social se dan los pronunciamientos oficiales alrededor del mundo”, señaló Caparroso.
Uno de los casos más conocidos de Twitter fue el bloqueo de la cuenta del expresidente de Estados Unidos Donald Trump tras el asalto al Capitolio el 6 enero de 2021. Para ambos periodistas, este fue un claro ejemplo del alcance político que tienen las plataformas sobre el control del discurso y la información a nivel global.
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"Twitter es una plataforma que está en todo el mundo. Si Elon Musk quiere ganarle a los otros dueños de medios de comunicación, ya lo ha hecho”, afirmó Jaramillo.
Sin embargo, tras la compra, el CEO de Tesla expresó que mantener la libertad de expresión de sus usuarios será una de sus preocupaciones principales, por lo que trabajará para garantizar la mejoras en la plataforma y evitar la censura. “La libertad de expresión es la base de una democracia que funcione, y Twitter es la plaza pública digital, donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”, escribió Musk a través de un tweet.
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“Quiero que Twitter sea mejor haciendo que los algoritmos sean de código abierto para aumentar la confianza, derrotando a los bots de spam y autenticando a todos los humanos”, añadió.
Pese al entusiasmo del magnate, que ya era dueño del 9.2 % de las acciones de la compañía, combatir la censura puede ser una mucho más compleja en la práctica.
De acuerdo con Jaramillo, tener mayor libertad en la circulación de contenidos es un discurso atractivo para los usuarios pero, factores como la desinformación, el contenido violento o discursos que inciten al odio, ponen en tela de juicio la posibilidad de una política de censura cero.
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“Twitter es un juguete para Musk. La tensión es muy grande y no hay una definición de libertad de expresión que convenza a todos”, dijo Jaramillo.
Por su parte, Caparroso cuestionó la rentabilidad de este negocio sobre la finanzas del magnate. "Musk tiene mucho dinero, pero está lejos de tener el dinero para pagar por Twitter. Para hacer casi la mitad de la compra, tuvo que pedir un crédito, que en algún momento va a generar intereses. Este monto supera la ganancia de Twitter”, explicó.
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Tan solo el 25 de abril, día de la compra, Twitter cerró con USD $51,7 por debajo de las ganancias de los USD $54,20 que recibe cada inversionista por acción. Además, Caparroso recordó que Twitter se sostiene por publicidad, por lo que el cambio en políticas de uso o estándares de los contenidos podría generarle pérdidas en sus ingresos.
“Es posible que muchos anunciantes se retiren y sea necesario buscar otras fuentes de ingresos. Todavía hay dudas sobre el modelo de negocio que va a tener la compañía", añadió Caparroso.
Finalmente, para ambos periodistas, se trata de un riesgo latente que podría derivar en un escenario en el que Musk, “ya no lo tome a Twitter como una empresa sino como un juguete personal”, advirtió Jaramillo. Así, coincidieron que el control de uno de los mayores canales de comunicación es un experimento para la libertad de expresión en el mundo digital.
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