de cárcel al biólogo Diego Gómez por compartir en Internet una tesis de Scribd es excesiva y no debió llegar a la justicia penal.
Para Botero, si el autor original de la obra hubiera querido mantenerla en secreto, tal como argumentó la acusación, “debió tomar todas las medidas necesarias para garantizarlo”, ni siquiera debió haberla ofrecido a la biblioteca de la Universidad Nacional.
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Gómez, un candidato a maestría en la Universidad del Quindío, aseguró que ante la falta de recursos documentales para elaborar su trabajo, tanto en bibliotecas y en la red, uso Internet para poder recabar la información necesaria y que en ese proceso encontró valor en la tesis del demandante y la compartió, al igual que gran cantidad de material que ayudaría a la “conservación de la biodiversidad de mi región”.
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El autor, al darse cuenta de que su documento estaba publicado en esa web de compilación de documentos, demandó penalmente a Gómez por delitos relacionados con infracción a los derechos de autor.
En La Nube abrimos el debate sobre este tipo de prácticas: ¿es válido compartir el conocimiento científico o académico de otros? ¿Deben aplicarse penas tan severas en casos como este, cuando no se buscaba beneficio económico?